jueves, 17 de noviembre de 2011

El lisiado que arrodilló a Inglaterra (II)

En la anterior entrada me he referido a los antecedentes de la batalla de Cartagena de Indias. Y ahora me propongo explicar como se desarrolló esta feroz lucha.

Como había dicho, Vernon poseía un ejército abrumadoramente mayor que el de Blas de Lezo y utilizó una táctica militar directa, sin andarse con preámbulos. Para alcanzar la bahía que daba acceso a la fortaleza de San Felipe (último bastión que protegía la ciudad) Vernon debía tomar otras cinco fortalezas que se interponían en su camino. Estas fortalezas fueron tomadas y fácilmente cañoneadas por la innumerable artillería inglesa, y las guarniciones que las protegían tuvieron que huir antes de ser masacrados.

Por su parte los españoles trataron de frenar el avance de los barcos británicos hundiendo sus propios barcos en los canales para dificultar e impedir el acceso de las naves británicas. Pero esta estrategia no sirvió de mucho ya que los ingleses lograron cruzar y llegaron a la bahía.

De modo que ahora lo único que separaba a Vernon de la victoria era una fortaleza guarecida de 600 soldados (la mayoría españoles) comandados por "el medio hombre" como apodaban a Blas de Lezo por sus   abundantes amputaciones y heridas de guerra.

Fue en este momento cuando Vernon tomó la equivocada decisión de informar de la victoria a sus superiores en Gran Bretaña.

Por un lado, cuando tomó tierra, Vernon intentó rodear la fortaleza, lo que acabó siendo un terrible error ya que al cruzar la selva muchos de sus soldados contrajeron malaria y otras enfermedades tropicales y murieron. 

Blas no se limitó a esperar el ataque de los ingleses, sino que trazó un ingenioso plan: excavó un foso en torno a la muralla para dificultar el acceso a la misma con escalas y ordenó que se cavara una gran trinchera en zigzag para que la artillería Inglesa no se acercara lo suficiente. 

Las medidas tomadas por de Lezo y el lento avance de los británicos (dado que llevaron consigo la artillería) ralentizaron el avance e hicieron de los británicos un blanco fácil para los españoles atrincherados.

Cuando Vernon llegó a  San Felipe optó por atacar con su infantería tras haber sometido a la fortaleza a un intenso cañoneo. Craso error. Una vez más se cumplió el refrán ingles que reza:  
"Español en la mar quiero, y si es en tierra San Jorge nos proteja"
Cuando los Británicos llegaron a la estrecha puerta que defendía la fortaleza, fueron masacrados sin piedad por los 300 españoles que allí les esperaban blandiendo solo armas blancas, haciendo que las tropas británicas huyeran a sus barcos dejando tras de sí un reguero de cadáveres y sangre inglesa bajo la atónita mirada del arrogante Vernon. 

Los ingleses habían caído en todas las trampas tendidas por el almirante Blas para acabar acuchillados por los españoles. Tal descalabro desmotivó enormemente a los ingleses los cuales sucumbieron ante la última carga española y huyeron a refugiarse en sus seguros barcos.

Cuentan que lo único que acertó Vernon en pronunciar ante la evidencia de su incompetencia fue:
"God damn you lezo!".

Incapaz de asumir su derrota Vernon sometió a la fortaleza a un ultimo  intenso bombardeo antes de admitir la evidencia y optar por retirarse. Los daños sufridos por los ingleses fueron de entre 8000 y 10000 soldados,  unos 7500 heridos y la pérdida de 1500 cañones mas los daños causados en sus embarcaciones por la artillería española.

Para calmar su consciencia Vernon mandó una carta a Blas amenazándole con que volvería de nuevo  tras reparar su flota en Jamaica, a lo que Blas, irónico contestó:
"Si quieres tomar Cartagena  dile a tu rey que construya otra escuadra mayor, porque esta sólo te sirve para conducir carbón de Irlanda a Londres."

Mientras Vernon y los ingleses mordía el polvo, en Inglaterra ya celebraban con entusiasmo su victoria sobre los españoles. Pero con el tiempo empezaron a preguntarse porqué no volvía su glorioso y victorioso ejército. Las monedas acuñadas llegaron incluso a circular por España para deshonra de los españoles. Pero cuando se supo la verdad se convirtieron en motivo de mofa hacia los británicos.  La humillación fue tan grande que cuando el rey Jorge II se enteró prohibió (muy al estilos de los ingleses) que se escribiera cualquier crónica acerca de la derrota y ordenó que se retiraran de la circulación las monedas.

Sin embargo ya era tarde, y hasta hoy día han perdurado aquellas monedas como testimonio de la arrogancia inglesa fracasando ante el orgullo español.



En la actualidad a Blas de Lezo le rinde homenaje una estatua conmemorativa en Cartagena de Indias, y tanto la armada española como la colombiana poseen fragatas con el nombre del mayor almirante y uno de lo mayores héroes de la historia de España. También se le ha dado su nombre a numerosas calles de toda la geografía española (incluyendo Madrid).

Pese a esto es un personaje olvidado ya que su nombre es apenas recordado por la gente, cuando sus proezas están a la altura de las conseguidas por los mayores héroes de la historia.

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